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La nueva Directiva Europea y el poder de las acciones del consumidor para una moda más ética y sostenible

El encanto de la moda radica en su poder para permitirnos soñar, expresarnos y transformarnos en aquello que anhelamos ser. A través de las prendas que vestimos, revelamos al mundo nuestro carácter, nuestros ideales y nuestro gusto, definiendo en esencia quiénes somos. La ‘fast fashion’ ha facilitado este proceso a un precio accesible, brindándonos la posibilidad de renovar nuestro estilo con cada nuevo deseo. Sin embargo, como muchos ya saben, esta satisfacción efímera tiene un costo elevado para el medio ambiente y los trabajadores de la industria textil.

La ‘fast fashion’ es responsable del 10% de las emisiones globales, requiriendo un consumo de agua desmedido. De hecho, se estima que se necesitan 2.700 litros de agua para confeccionar una simple camiseta de algodón. Además, el vertido de sustancias químicas durante su producción contamina el agua, el aire y el suelo, generando un impacto ambiental considerable.

Ante esta situación, que lamentablemente se ha convertido en la norma, la Unión Europea ha tomado medidas al crear una directiva sobre diligencia debida, conocida como CSDDD (Directiva de Diligencia Debida en Materia de Sostenibilidad Empresarial). Esta directiva, aprobada por el Parlamento Europeo el 24 de abril de 2024, exige a las grandes empresas que reduzcan su impacto negativo en los derechos humanos y el medio ambiente. Pero, ¿qué prevé esta nueva ley?

Diseño ecocompatible: Se introducen especificaciones vinculantes para productos textiles más duraderos, reutilizables, reparables y reciclables, con mayor contenido de fibras recicladas.

Fin del desperdicio textil: Se prohíbe la destrucción de productos no vendidos o devueltos, fomentando la donación o el reciclaje.

Lucha contra los microplásticos: Se implementan medidas para reducir la contaminación por microplásticos de los textiles, incluyendo especificaciones de diseño y desarrollo de filtros para lavadoras.

Información transparente: Se introduce un pasaporte digital de productos textiles con información sobre la circularidad y otros aspectos ambientales, y se revisa el etiquetado para incluir más datos relevantes.

Declaraciones ambientales confiables: Se establecen criterios mínimos para garantizar la exactitud y fiabilidad de las declaraciones ambientales en productos textiles, revisando también los criterios de la etiqueta ecológica de la UE.

Responsabilidad ampliada del productor: Se proponen normas armonizadas de la UE sobre REP para los textiles, con modulación ecológica de las tarifas, y se evalúa la posibilidad de preparar para la reutilización los residuos textiles domésticos recogidos por separado.

Con las medidas que está implementando, la Unión Europea busca que las marcas asuman una mayor responsabilidad por sus acciones, promoviendo un equilibrio en las relaciones con los países productores de nuestra ropa. Esta iniciativa no solo busca reducir el impacto ambiental y social de la industria textil, sino también garantizar condiciones laborales justas y sostenibles en toda la cadena de valor.

Sin embargo, en este juego por un futuro más verde, el consumidor final juega un papel fundamental. En nuestras manos está la responsabilidad de adoptar un consumo responsable, de elegir conscientemente qué compramos y cómo lo hacemos.

Elegir comprar solo cuando sea necesario, evitando las compras impulsivas y adquiriendo únicamente prendas que realmente necesitamos, es un primer paso crucial. Informarnos sobre las marcas, investigando sus prácticas de sostenibilidad y compromiso ambiental y social, nos permite tomar decisiones de compra más informadas y responsables.

Elegir donar o intercambiar nuestra ropa cuando ya no la necesitemos es otra acción sencilla pero significativa que contribuye a reducir el impacto ambiental de la moda. Al darle una segunda vida a las prendas, evitamos que terminen en vertederos y contribuimos a una economía circular más sostenible.

Juntos, marcas y consumidores, podemos tejer un nuevo paradigma para la industria textil. Un paradigma donde la moda sea sinónimo de responsabilidad, sostenibilidad, respeto por el medio ambiente y las condiciones laborales justas. Un futuro donde cada prenda que compramos represente una elección consciente y un compromiso con un planeta más verde.

By Chiara Chinigioli

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